miércoles, 17 de septiembre de 2008

Liquidación del Opio

"Y ustedes, locos lúcidos, enfermos de tabes, cancerosos, meningíticos crónicos, son unos incomprendidos. En ustedes existe un punto que ningún médico comprenderá jamás, y para mí es precisamente ese punto el que los salva y los vuelve augustos, puros, maravillosos: ustedes están fuera de la vida, están por encima de la vida, tienen males que el hombre común no conoce, superan el nivel normal, y eso es lo que los hombres no les perdonan, ustedes envenenan su quietud, son disolventes de su estabilidad. Tienen irreprimibles dolores cuya esencia es ser inadaptable a algún estado conocido, inajustable a las palabras"
Antonin Artaúd.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Sin título.

Idiota me sentía pronunciando adiós, ese absurdo melodrama de las despedidas, esa pauta que debíamos seguir para no alterar el orden de la futura ausencia, la maquillada compostura.

Idiota te sentías sonriendo desganado con la nimia ilusión de que me volverías a mirar sutilmente el escote, de que volverías a pronunciar esa palabra/despedida una y otra vez frente a mi, que esa paradojal situación se transformaría en un ritual cotidiano realizado en el andén, ese lugar perfecto para poner a prueba la cobardía de las personas, la medición exacta de cuánto eres capaz de permitir que el otro se distancie paso a paso, segundo a segundo que son horas/agujas en la máquina mental que controla lo curvilíneo, el desajuste, lo oblicuo del contexto cotidiano. Segundos cruciales de un sí o un no, de un te dejo ir o te retengo y te hago el amor aquí/ahora mismo.

Qué idiotas fuimos.